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Cuando el problema por el que un paciente acude a terapia no es la demanda real

Sara Losantos, psicóloga de FMLC

 

El punto de partida de una terapia es la demanda que nos hace el paciente, lo que nos pide. Sería ridículo que nos pidiera aprender técnicas de estudio y le formáramos en psiquiatría forense. La demanda que trae el paciente es lo que le conecta a la terapia, por eso hay que atenderlo.

Entre otras cosas, hay que prestarle atención para respetar el principio de autonomía, según el cual quien acude a terapia puede tomar sus propias decisiones y elegir lo que quiere hacer con su vida.

Puede suceder que en la primera toma de contacto nos demos cuenta de que la petición que nos hace el paciente es poco realista. Eso hay que aclararlo en la primera entrevista para ajustar las expectativas. También puede ocurrir que no podamos dar lo que el paciente demanda, porque no somos el servicio indicado. En ese caso, tendríamos que derivarlo a otro servicio.

Cuando el paciente no es consciente de su demanda

Una vez que ha comenzado la terapia y ajustadas las expectativas, también puede ocurrir que nos demos cuenta de que la demanda principal es en realidad una tapadera de otra demanda más profunda. Al decir “tapadera”, nos referimos a que su demanda encubre, a menudo de manera inconsciente, otra motivación, otra petición, de la que el paciente no es del todo consciente.

Cuando sucede esto, lo importante es poder aclararlo con el paciente, siempre de una forma delicada. Hay que tener en cuenta que, si el paciente aún no es consciente de ello, la revelación puede ser perturbadora para él y tenderá a defenderse. Por eso iremos poco a poco, al ritmo que él o ella nos deje.

El vínculo entre el paciente y el terapeuta

El psicólogo no debe alejarse nunca del marco interno del paciente (o de lo que el paciente puede hacerse cargo), de otro modo éste lo rechazará y necesitará defenderse. El mejor aliado en estos casos es un buen vínculo. Antes de poder hacer intervenciones más reveladoras, más profundas, debemos asegurarnos de que tenemos un vínculo sólido con el paciente.

A lo largo de nuestra trayectoria profesional, con frecuencia hemos encontrado situaciones así: una mujer vino consultando por un dolor de cabeza y una depresión que no remitía, cuando en realidad era el dolor que le producía la muerte de su marido. En cuanto comenzó hablar de él y de cómo lo echaba de menos, los dolores y la depresión comenzaron a remitir.

Otro ejemplo es el caso de una chica, derivada por el servicio de digestivo, que no paraba de vomitar. Cuando conseguimos dejar de hablar de cómo estaba físicamente cada día y empezamos a hablar de la muerte de su padre y de cómo se había “tragado” todo eso, los síntomas remitieron por completo. Si hubiéramos atendido sólo la demanda principal, sólo hubiéramos caminado en círculo.

La importancia de escuchar al doliente

Por otro lado, si no les hubiésemos dado a estos pacientes un espacio al principio para hablar de lo que estaba en primer plano, tampoco habrían continuado en terapia. Recordamos también el caso de un hombre mayor, cuyo hijo había fallecido hacía varios meses, que acudió a terapia preocupado porque su mujer estaba cada vez peor y la sentía distante. Le resultaba menos doloroso hablar de la “pérdida” de la relación con su mujer tal y cómo era, que de la muerte de su hijo. Aún no estaba preparado para hablar de esa pérdida, porque era demasiado intenso, demasiado doloroso para él.

Cada persona encuentra el momento adecuado para enfrentarse a su dolor y eso no se puede forzar. Por eso el terapeuta sugiere, pero no fuerza, y espera la respuesta. Si el paciente lo acepta, se puede empezar a trabajar lo que detectamos como demanda principal, si no, lo dejamos pasar y seguimos trabajando el vínculo hasta que el doliente esté preparado.

Estas claves pretenden servir de orientación a las personas que han sufrido la pérdida de un ser querido o intentan ayudar a una persona doliente de su entorno. Para saber más o para solicitar ayuda psicológica gratuita, no dudes en consultar nuestra página web:

   www. fundacionmlc.org

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