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Cuando el duelo infantil duele el doble

Patricia Díaz, psicóloga infanto-juvenil de FMLC

 

Durante nuestra infancia la vida está llena de actividades, planes, amigos, aprendizajes y multitud de cosas que mantienen al niño conectado con la vida, eso hace que los duelos infantiles sean más fáciles de sobrellevar.

Pero también existe una gran desventaja y es que, cuando los niños sufren la muerte de un ser querido, no están exentos de otras pérdidas que pueden sobrevenir, o de otras situaciones dolorosas que pueden complicar el duelo que están tratando de resolver.

Las pérdidas del niño en duelo

A lo largo de nuestra experiencia profesional, a menudo nos hemos encontrado con situaciones similares a estas:

En general, nos referimos a situaciones en las que la muerte sucede en circunstancias violentas y se percibe como muy injusta, o casos en los que surge una situación grave de salud o un duelo mientras se trata de procesar otro y el menor que empezaba a reintegrarse en la normalidad se enfrenta a una nueva situación difícil de encarar.

Reacciones de los niños ante varios duelos sucesivos

  • El niño se muestra enfadado y con razón. Si ya es difícil asumir una situación complicada, cuando son dos o más lo habitual es que aparezca esa sensación de enfado. Hay que intentar que el niño exprese su enfado, legitimarlo. Tiene derecho a estar enfadado y desde ahí tratar de elaborar aquellas cosas buenas que hubo o dirigir el enfado hacia la realidad.
  • Conductas desajustadas. El niño puede dejar de comportarse de manera adecuada o mostrar conductas dañinas o de oposición. Es el modo de canalizar el malestar que tiene. No hay que tolerarlas, sino explicarle al niño lo que creemos que está pasando y ayudarle a reconducir sus emociones.
  • Inicio de las conductas de riesgo. Esto es muy típico en la adolescencia: como ya han perdido mucho, el menor valora que ya nada más va a pasarle o que le da lo mismo, ya que la vida no tiene nada que ofrecerle.
  • Regresiones en el duelo inicial.
  • Incapacidad de otros adultos que le rodean de ofrecer ayuda. Es muy habitual que los adultos también estén sobrepasados por las circunstancias dramáticas que han vivido y no puedan dar respuesta a las necesidades de los menores.
  • Problemas atencionales. Son incapaces de centrarse en otras cosas.
  • Apatía y desinterés.
  • Miedo a que se repita esa situación.
  • Sensación de mala suerte perpetua, que les genera cierta indefensión aprendida, piensan que hagan lo que hagan no van a ser felices.
  • Ideaciones suicidas, buscando reencontrarse o terminar con el sufrimiento.

Hay múltiples conductas que podemos encontrar en los niños y adolescentes. Pero, si se da un duelo doble o varios duelos sucesivos, debemos estar atentos y consultar con un profesional para ver si se está procesando de manera adecuada, aunque parezca que los menores están bien o que no les ha afectado.

No debemos olvidar que, aunque las reacciones del niño sean normales, una complicación del duelo puede perjudicar el desarrollo de los menores y sus relaciones. Para saber más sobre la atención del duelo infantil, podéis acudir a nuestro servicio gratuito de Psicoterapia de duelo infantil, solicitar que impartamos una charla gratuita para padres y profesores  en vuestro centro educativo (a través de este proyecto)  o descargar gratis  nuestro manual práctico “Hablemos de Duelo”, que ofrece pautas para ayudar a los adultos a hablar de la muerte con los niños y da claves sobre cómo viven el duelo los menores según su edad.

También incluye un apartado sobre cómo atender el duelo en el colegio y cómo ayudar a afrontar el duelo a las personas con discapacidad intelectual. La guía está disponible gratuitamente para su descarga en nuestra página web:

www.fundacionmlc.org

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