Este año hemos recogido más de 6 toneladas de comida a través de nuestra campaña solidaria «Alimentos para Malaui», celebrada los pasados días 15 y 16 de noviembre. En total los voluntarios de FMLC consiguieron 6.374 kilos de productos no perecederos, especialmente aceite, legumbres, pasta, arroz, leche en polvo y conservas de carne y pescado, a los que se han sumado varias donaciones de particulares y colegios, cuyo recuento ha finalizado esta semana.
Según señala Ana Alcocer, gerente de FMLC, “hemos superado las expectativas con las que partíamos en esta novena edición de la campaña, mejorando notablemente los resultados del año pasado”. Ahora, las seis toneladas de alimentos serán trasladadas a Sevilla, donde la asociación Llamarada de Fuego las enviará por mar a Mozambique y, desde allí, por carretera hasta la Parroquia de Benga, situada al este de Malaui, desde donde se coordinan diversos proyectos para paliar la malnutrición.
Solidaridad en el norte de Madrid
La campaña «Alimentos para Malaui» 2019 logró reunir a un equipo de 50 voluntarios, que durante dos intensos días animaron a los vecinos del norte de Madrid a donar alimentos, instalando puntos informativos en el supermercado Makro de Alcobendas y en el centro comercial La Viña de San Sebastián de los Reyes. También se movilizaron para recoger kilos los jóvenes de la Parroquia de Nuestra Señora del Sagrado Corazón y los alumnos del International School of Madrid (ISM). “La respuesta de la gente ha sido muy generosa. Desde la organización hemos notado que existe una concienciación cada vez mayor para ayudar a los que menos tienen”, afirma Ana Alcocer.
Según Manuel Hernández, coordinador de los proyectos de FMLC en Malaui, los 6.374 kilos de alimentos servirán para mejorar durante algo más de seis meses la nutrición de 205 niños que asisten a las escuelas de Benga, Mlambe y Chikowa. Además, el excedente de legumbres y pasta permitirá repartir un suplemento nutricional entre 120 ancianos sin recursos de Benga durante dos meses. Se espera que los alimentos lleguen a la misión de Benga en febrero, antes de que termine la estación de lluvias, ya que es al inicio de la estación seca cuando comienzan a agotarse las reservas de comida de la anterior cosecha y la población de Malaui sufre mayores dificultades para alimentarse.
Actualmente se calcula que el 40% de sus habitantes vive por debajo del umbral de pobreza y las tasas de desnutrición son muy altas, lo que eleva el riesgo de contraer un 50% de las enfermedades infecciosas. Esto, unido a que el país apenas cuenta con suficientes infraestructuras sanitarias, hace que la esperanza de vida en Malaui sea de 54 años y el país registre una elevada tasa de mortalidad infantil y materna.